Ronaldo
Nazario da Lima, a sus 35 años, sigue dando que hablar a pesar de
llevar unos cuantos meses fuera de los terrenos de juego. El
exfutbolista del
Real Madrid,
Barcelona o
Inter de Milan, entre otros clubes,
se ha puesto serio con el tamaño de su cuerpo y, sobre todo, con el de su famosa tripa, y se ha propuesto perder unos cuantos kilos de más.
Ronaldo jugará el próximo mes de diciembre, como viene haciendo en los últimos años,
el partido contra la pobreza en el que se enfrenta
a su amigo Zidane. Ambos exjugadores del Real Madrid, con la ayuda de grandes estrellas y amigos del mundo del fútbol, montan este encuentro
para recaudar fondos y ayudar a las millones de personas que sufren hambre en el mundo.
Para esta nueva edición, parece ser que la prominente barriga del
mítico delantero carioca le está dando más de un quebradero de cabeza.
Ronaldo quiere llegar al encuentro benéfico en buenas condiciones y
ahora mismo no es así.
No se sabe con exactitud el peso de «El Fenómeno», pero todo indica que anda por las nubes cuando ha sido el propio exfutbolista quien «motu propio» ha decidido ponerse a dieta.
Lo hará, para más morbo, en televisión y ante millones de espectadores,
en el dominical «Fantástico» de la conocida cadena Globo,
Ronaldo seguirá un estricto programa de ejercicios coordinado
por un médico y una dieta hecha a medida por un especialista en
nutrición: «Tengo un partido a final de año contra los amigos de Zidane
en Porto Alegre y quiero llegar bien. Ese el gran desafío»,
Problema de tiroides
Ronaldo
fue en la década de los noventa y primeros años del siglo XXI un terror
para cualquier defensa a la que se enfrentara. Jorge Valdano plasmó ese
temor a la perfección: «Cuando te ataca Ronaldo parece que te ataca una manada de búfalos».
El exfutbolista fue para muchos es el mejor delantero de la historia
del fútbol. Lo ganó todo a nivel individual y colectivo, excepto la
Champions, que compensó con dos Campeonatos del Mundo con Brasil.
Pero
las malditas lesiones de rodilla le privaron de una carrera aún más
excelsa. Estuvo más de dos años en el dique seco pero volvió a lo
grande. Entonces, comenzó a sufrir problemas de tiroides que le hicieron ganar peso con facilidad.
Ese fue su principio del fin. Su tendencia a engordar le fue minando
físicamente hasta que en febrero del pasado año puso punto y final a su
carrera. Ahora, ya retirado, intentará demostrar al mundo que es capaz
de dejar obsoleto uno de sus apodos: «El gordito».